El viaje de Magallanes y Elcano hace parada en Villasana de Mena
Enmarcada en los actos que promueve el Ministerio de Defensa para conmemorar el V Centenario de la primera vuelta al mundo, iniciada por Fernando Magallanes y finalizada por Juan Sebastián Elcano, la Subdelegación de Defensa en Burgos y el Ayuntamiento del Valle de Mena presentan la exposición 'El Viaje a la EspecierÃa de Magallanes y Elcano'.
La muestra estará instalada en el convento mudéjar de Santa Ana de Villasana de Mena entre el 8 y el 24 de marzo de 2019, con un horario de apertura de lunes a sábado, de 17.00 a 21.00 horas, y los domingos, de 12.00 a 14.00 horas.
La muestra estará instalada en el convento mudéjar de Santa Ana de Villasana de Mena entre el 8 y el 24 de marzo de 2019, con un horario de apertura de lunes a sábado, de 17.00 a 21.00 horas, y los domingos, de 12.00 a 14.00 horas.
La exposición rememora la mayor epopeya de la historia de la navegación mundial a lo largo de todos los siglos, y está compuesta por una muestra gráfica que representa las principales etapas de esa epopeya, utilizando un vÃdeo y 32 imágenes representativas, muchas de ellas reproducción de fondos del Museo Naval, con el fin de ofrecer al espectador una visión cronológica completa del viaje, con textos e imágenes alusivas a cada una de sus etapas más significativas y a sus protagonistas.
Esta grandiosa gesta española comenzó con una expedición que en 1519 se hizo a la mar, capitaneada por el portugués Fernando de Magallanes, con el fin de encontrar el desconocido paso entre el Atlántico y el PacÃfico y alcanzar las islas de la EspecierÃa, hacia el oeste, y que, tras su muerte, culminó en 1522 el marino español Juan Sebastián Elcano, quien además completó la primera vuelta al mundo.
De los 250 hombres que partieron de Sevilla, el 10 de agosto de 1519, sólo llegaron 18 a la ciudad andaluza el 6 de septiembre de 1522; y de los cinco barcos, únicamente regresó la nao Victoria.
La citada muestra se inaugurará el viernes 8 de marzo, a las 18.30h, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento del Valle de Mena, con una conferencia titulada 'Un abrazo al mundo', impartida por el comandante de navÃo José Ramón VallespÃn Gómez, director de la Revista de Historia Naval de la Armada.
A Sancho Ortiz de Matienzo le unÃa una relación de confianza y amistad con Fernando de Magallanes, que se fraguó en un suceso acontecido en el puerto de Sevilla en 1518, un año antes de que el marino portugués partiera rumbo a las Molucas.
Debido a un malentendido con los pendones que debÃan ondear en una de las naos que componÃan la flota de la EspecierÃa, Magallanes fue prendido por las autoridades portuarias, que habÃan confundido las armas del navegante luso con las del rey de Portugal.
Informado Don Sancho de lo sucedido, acudió al lugar del altercado, intercediendo por Magallanes y recibiendo por ello una violenta respuesta por parte del teniente de Almirante y sus hombres. Tal suceso quedó registrado en la documentación que en la actualidad se custodia en el Archivo General de Indias.
Este hecho, sumado al interés que Sancho Ortiz de Matienzo mostró en los preparativos de la expedición al Maluco, generó en Magallanes un sentimiento de afecto y confianza en la persona de Matienzo, hasta el punto que, un mes antes de abandonar el puerto de Sanlúcar de Barrameda con destino a las Indias, al hacer testamento –hoy conservado en el Archivo General de Indias–, Magallanes nombró a Don Sancho su albacea junto con su suegro, el alcalde de las Atarazanas Reales de Sevilla: “Y para cumplir y pagar este dicho mi testamento, las mandas y clausulas en él contenidas de los dichos mis bienes, según que aquà está escrito y ordenado, hago endemis albaceas, para que lo paguen y cumplan, de los dichos mis bienes y sin daño alguno de ellos y de los suyos, al señor doctor Sancho de Matienzo, canónigo en la Santa Iglesia de Sevilla, y al dicho comendador Diego Barbosa, mi señor suegro”.
Magallanes falleció el 27 de abril de 1521 en la isla filipina de Mactán, pero su muerte no se supo hasta el regreso de la nao Victoria a Sevilla el 6 de septiembre de 1522. Para entonces, Don Sancho llevaba fallecido casi un año, desde el 8 de diciembre de 1521, por lo que no pudo llegar a ejercer su cargo como albacea, en cumplimiento de las últimas voluntades de su amigo, el insigne descubridor Fernando de Magallanes.
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